sábado, agosto 14, 2004

Cuaderno de viaje 2. Solipsismo social

Espero en el aeropuerto de Barcelona porque no se todavia si podre volar hacia Viena. Veo que algunas personas corren freneticas tras sus vuelos. La tentacion inmediata es pensar que es absurdo correr de ese modo, que vaya perdida de energia. Pero al recordar que yo tambien lo hacia antes, descarto ese pensamiento. Eso me recuerda algo que he leido hace poco en Las variedades de la experiencia religiosa, de William James, y que ahora copiare aqui, pues lo copie ayer en otra libreta: no es causalidad que lo haya recordado.
James dice que juzgamos de distinta manera las mismas acciones si las protagonizamos nosotros y si las protagonizan los demas:
"Este metodo de desacreditar los estados de animo por los que sentimos antipatia nos es familiar, todos lo usamos en cierta medida para criticar a ciertas personas con estados afectivos que nos parecen excesivos. Pero cuando otros critican nuestros momentos mas exaltados y los denominan "nada mas" que expresiones de nuestra disposicion organica, nos sentimos ofendidos y heridos porque sabemos que fuesen cuales fuesen las peculiaridades de nuestro organismo, nuestros estados mentales tienen un valor sustantivo como revelaciones de la verdad viva, y deseamos acallar semejante materialismo medico".
Recorde este parrafo y otros semejantes de James al descubrirme a mi mismo haciendo generalizaciones acerca de la personalidad de los demas a partir de sus acciones, a partir de esos pequenos fragmentos de su vida que yo alli, en el aeropuerto, podia contemplar. Este tipo de deducciones y generalizaciones siempre parece funcionar, pero su exactitud y su acierto se basa exclusivamente en que nunca son ni pueden ser comprobadas. Creemos que somos capaces de deducir grandes verdades a partir de pequenos detalles porque nunca nos tomamos la molestia de averiguar si nuestras deducciones eran o no acertadas. Pero lo mas interesante de esta falacia que cometemos con tanta frecuencia es lo que dice James: establecemos explicaciones causales partiendo de datos casuales, avanzamos dictamenes basados en el comportamiento ajeno que nunca nos aplicariamos a nosotros mismos. Pensamos que ese pasajero que resopla y corre de un lado a otro es un histerico que no sabe tomarse las cosas con la tranquilidad necesaria, pero olvidamos que muchas veces nosotros hemos reaccionado como el, y no por ello somos histericos.
Sucede quiza que todos somos socialmente solipsistas. Los solipsistas creen que solo existen ellos y su mente, y que el resto de la humanidad no existe. No hay otras mentes. Nadie o casi nadie sostendria esta filosofia extravagante, pero en cierto modo todos la aplicamos en el terreno social. Parece como si las leyes que rigen nuestro comportamiento y las que rigen el comportamiento ajeno procediesen de universos distintos e incompatibles.
Sobre esto se podria escribir un libro, y tal vez lo escriba, imitando en cierto modo a Vaihinger y su filosofia del como si.
Aqui adelanto algunas leyes:
NUESTRO COMPORTAMIENTO: Nuestras decisiones son fruto del libre albedrio
COMPORTAMIENTO AJENO: Sus decisiones estan determinadas.

NUESTRO COMPORTAMIENTO: Nuestras acciones van acompanadas de los estados de animo adecuados
COMPORTAMIENTO AJENO: Sus estados de animo provocan sus acciones

NUESTRO COMPORTAMIENTO: Cuando estamos en sitios llenos de gente nosotros somos siempre victimas
COMPORTAMIENTO AJENO: Cuando estamos en sitios llenos de gente los otros siempre son culpables.


En este viaje escribo sin acentos y sin esa letra que sale en la palabra ESPA_A porque los teclados son distintos. Ya lo corregire. Creo que Internet cambiara la grafia de los idiomas actuales y obligara a reformarlos. Espero que eso acabe con los acentos, por ejemplo, aunque no con la letra de la palabra ESPA_A, que es muy util (un signo para un sonido, en vez de dos como en frances o portugues o italiano)
(Budapest)

lunes, agosto 09, 2004

Cuaderno de viaje 1. Nosotros y los demás

Bratislava, 9 de agosto de 2004

El viaje se inició en Barcelona...
Ana, con una melena pelirroja recién cortada, tomará un vuelo de Alitalia a Viena que tarda cinco horas porque hace escala en Milán. Yo tomaré, una hora antes, un vuelo de Iberia que solo tarda dos horas porque es directo. Bibi viajará a Viena desde Madrid.
Mi billete es especial, muy barato, casi gratis, pero no tengo reserva, asi que si el vuelo se llena, yo no puedo viajar.
Al facturar me dicen que el vuelo esta completo, pero que espere hasta el ultimo momento a ver si hay suerte.

Me lo tomo con calma. Si no logro embarcar será un problema porque Bibi y Ana estarán en Viena y no quiero que modifiquen sus planes por mi culpa.
Sin embargo, no vale la pena ponerse nervioso. A veces me he puesto nervioso en situaciones semejantes, pero desde hace algún tiempo casi no me preocupan. Al principio, cuando me di
cuenta de este nerviosismo inútil, me intenté controlar, pero ahora ya no necesito hacerlo, porque la tendencia a ponerme nervioso en tales situaciones casi ha desaparecido. Lo que empieza como control, a menudo, gracias al hábito, acaba convirtiéndose en espontáneo.


domingo, agosto 08, 2004

Defensa perfecta de la imperfección

Breslav (Chequia), 9 de agosto de 2004
Un error nos ha llevado a este pequeno pueblo checo en vez de a Bratislava, la capital de Eslovaquia. Aprovecho para corregir aqui el texto que escribi en Barcelona.


Defensa perfecta de la imperfeccion

Me gusta lo imperfecto no porque lo sea, no porque yo me proponga apreciar lo perfecto y alejarme de lo perfecto. No. Lo que sucede es que descubro que me gusta lo imperfecto cuando pienso en las cosas que me gustan y veo que casi todas son imperfectas.
Pero no exijo ni busco la imperfección. Eso sería una busqueda artificiosa.
Hay sensaciones perfectas. Es perfecto caminar por la calle y sentirse feliz. Es perfecta la vida cuando estrás en una discoteca y la gente baila y también parecen felices. Es perfecto leer algo que te gusta y descubrir una coincidencia tan hermosa que parece que el autor ha querido expresar algo que le dijiste ayer, a pesar de que no le conoces. Estas son sensaciones o experiencias perfectas.
Pero las cosas no sé si pueden ser perfectas. ¿Son perfectas las puestas de sol cuando estás cansado de verlas y preferías que fuese de día? Las cosas de la naturaleza, los árboles, las montañas, los ríos, no sé si pueden ser perfectas. No es a este tipo de cosas a loq ue me quiero referir aqui. Aquí me quiero referir a las cosas creadas por el ser humano, al arte y a todas esas creaciones que todos llamamos bellas, excepto los profesores de estática que dejan escapar la belleza entre las mallas perfectas de sus definiciones.
Los libros, los cuadros, los diseños, el baile, el teatro, el cine, cuando son perfectos me producen a menudo rechazo y casi siempre me mantienen lejos, apartado, emocionalmente apartado.
Algún dandy decía que la ropa nueva endominga. Hay que ponerse la ropa nueva un día o dos en privado, en casa, antes de salir a la calle. Si un traje es demasiado perfecto hace que todos se fijen más en el traje que en quien lo lleva. Yo no quiero que mi traje importe más que yo. El traje está para ayudarme a mí, no yo al traje, del mismo modo que Jesucristo dijo con mucho acierto que el domingo estaba hecho para el hombre y no el hombre para el domingo.
La perfección somete las cosas a la forma en la que son expresadas de un modo tan extremo que se hace a menudo insoportable o insulso. Los bailarines que no se equivocan en un sólo paso, que mueven brazos, piernas, pies, dedos y barbillas con precisión milimétrica son tan esclavos de su perfeccion que a menudo sufren durante días por un erroe que sólo puede haber percibido alguien tan obsesionado como ellos.
En el siglo XX, el ballet se liberó en parte de la tiranía insoportable de la perfección y nació la danza contemporánea, que recuperó lo que era bailar y que habia sido olvidado durante la época reglamentista de Luis XIV. Algunas de las nuevas maneras de danzar también empiezan a oxidarse en normas y absurda búsqueda de al perfección. De vez en cuando, es cierto, surge un bailarín que parece capaz de alcanzar perfección academica y la expresión al mismo tiempo, que traspasa los limites. Estos bailarines suelen ser controvertidos en sus inicios, y al final a menudo castigados en cuanto cometen un pequeño error, en cuanto el engranaje ya no no circula como una máquina sin fallo. No hay que olvidar que la crítrica de danza parece encargarse a jueces de gimnasia más que a personas capaces de apreciar la belleza.
Lo cierto es que yo disfruto más con los pequeños espectáculos imperfectos que con las grandes y virtuosas coreografías en las que no consigo ver a la persona que se ha vestido de artista.
También suelen gustarme las peliculas imperfectas o que al menos lo parecen.
Shakespeare es imperfecto siempre o casi siempre y durante muchos años sus comentadores se han han asombrado al descubrirlo. No han podido ocultar la imperfeccion de Shakespearre y sin embargo, ellos y nosotros, casi todos nosotros, consideramos que Shakespeare es el más grande.
La explicacion de esta aparente paradoja tal vez sea sencilla y algunos la han intuido ya desde que Samuel Johnson escribiera su célebre prologo a Shakespeare: la grandeza y la imperfección no sólo no son cosas opuestas, sino que se alimentan la una a la otra.
Cuando construimos un cd con nuestras canciones favoritas, nos sorprende descubrir, al escucharlo, que la suma de tanta bellezza no iguala a lo que cada canción suponía por separado. Parecería que por una vez que el todo es menor que sus partes. ¿Cómo es posible? La razón tal vez sea que las cosas nos aburren cuando son iguales. Si cuentas siempre lo mismo y de la misma manera el espectador o el lector se aburrirá, pero eso sucederá tanto si lo que cuentas es muy lento como si es extraordinariamente movido.
Cuando todo permanece igual acaba cansando porque el cerebro necesita novedad, al menos un cerebro sano, y si las cosas no cambian, el cerebro acaba acostumbrandose a todo y busca cosas nuevas, a menudo fuera de la narración. Pero si todo cambia constantemente, el cerebro también acaba aburriéndose de la monotonía del cambio continuo. Se puede ser plano, monótono, tedioso y repetitivo por abajo, pero también por arriba.
No se puede pensar que tantas imperfecciones en la obra de Shakespeare sean calculadas, pero tampoco se pueden atribuir sólo a la inconsciencia o la toprpeza. Creo que, como todo artista, Shakespeare intentaba hacer las cosas bien, pero que no se preocupaba tanto que sólo pensase en hacer las cosas bien. Preferia seguramente hacerlas aunque fuera mal que no hacerlas.
La imperfeccion, sencillamente, no tiene por qué buscarse: sobreviene inevitablemente.
La perfección, por el contrario, sólo puede existir si la buscas y solo la puedes conseguir si te ajustas a unas reglas trazadas previamente, si sigues unos cánones disenados para la visión y la crítica puntillosa e inmisericorde de los expertos. Por eso, cuando los dogmas artísticos caen suelen morir con ellos las obras que respiraban tan sólo en ellos: su dependencia era tan absoluta que apenas les quedaba nada propio. Sin embargo, a menudo sobreviven las imperfectas, las que no lograron esa perfección canónica.
Del mismo modo caen los sistemas filosóficos que se alzan como edificios perfectos: cuando ya a nadie le gusta esa arquitectura mental, tampoco interesan los muebles, pues estaban tan adaptados a la forma de las paredes que no pueden usarse en otra casa. Las ideas, los argumentos y los conceptos que dependen en exceso de una metafísica concreta suelen morir con ella. Por eso, cualquiera puede leer todavía lo que escribió Montaigne, pero sólo los profesores o los filósofos profesionales leen lo que escribieron Hegel o Kant. Afortunadamente, nadie es perfecto aunque lo pretenda, y algunas cosas de Kant, Hegel o Spinoza sobreviven a pesar de sus sistemas dogmáticos.
Como dije antes, en mi opinion el mayor defecto de loo perfecto es que resulta frio porque es como un traje nuevo: da igual quien lo lleve porque lo unico que importa es el traje. Los artistas perfectos lo unico que hacen es pasear un traje nuevo ante la vista del publico.



miércoles, agosto 04, 2004

Farenheit 9/11 de Michel Moore

Viena, 7 de agosto de 2004

El debate acerca de esta película documental de Michel Moore se centra en muchos lugares, por ejemplo en la web del periodista Arcadi Espada, no en lo que Moore plantea o denuncia: la manipulación que permitió a Bush hacerse primero con la presidencia de Estados Unidos y, después, con el apoyo de su paíspara iniciar una guerra contra Irak, sino acerca de las supuestas manipulaciones que el propio Moore comete en la película.
Como sabía que existía esta polémica ya iba un poco condicionado y preparado para ver un documental bastante tramposo y manipulador. Después de verla, lo que más me asombra es la facilidad con la que se extienden las consignas en ciertos medios, porque las supuestas manipulaciones de Moore son de risa frente a la verdad general y particular de Farenheit 9/11.
No estoy diciendo: "Puesto que la tesis central de Moore es cierta, perdonemos las manipulaciones menores".
No. Lo que digo es que creo, en primer lugar, que los argumentos generales de Moore son verdaderos: hubo manipulación en las últimas elecciones de Estados Unidos, Bush mintió al dirigir su ataque contra Irak con la excusa de que tenían armas de destrucción masiva y que estaban relacionados con Al Qaeda, tras esta guerra hay intereses de grandes empresas relacionadas con Bush y su entorno, los Bush mantienen desde hace muchos años acuerdos mafiosos y criminales con Arabia Saudí.
Eso por una parte. Pero, además, la mayoría de lo detalles que cuenta Moore son ciertos. Muchos de ellos ya los conocía cualquier persona que estuviese medianamente informada (pero no la mayoría de los estadounidenses, donde la manipulación informativa ha sido impresionante durante la época Bush), aunque algunas cosas las ignorábamos.
Es seguro que en la película habrá algunos errores en los datos y es evidente que en muchas cuestiones el planteamiento de Moore les resultará discutible a algunos, también habrá alguna mentira y muchas manipulaciones estilísticas. Casi todas ellas son inevitables en cualquier documental, incluso en cualquier artículo periodäistioco (Arcadi Espada, por ejemplo es, en mi opinión mucho más manipulador de lo que lo pueda ser Moore).
Si alguien se cree que las secuencias de caza de un león en un documental están grabadas tal como sucedió un día cualquier en la sabana, está muy mal informado acerca de las dificultades y la naturaleza de un documental. No creo que exista ningún documental al que se pueda llamar "verdadero" en el sentido literal e ingénuo de la palabra. La selección de los personajes, la elección de lo que se graba o no se graba, de lo que se muestra o no se muestra, la manera en la que se ordena una secuencia de imágenes, ya supone una manipulación.

En mis clases a veces pongo el ejemplo de un documental acerca de un chaval enganchado a la heroína. Imaginemos que grabamos, en días diferentes, tres momentos en la vida del chaval.

  1. Su padre le da una bofetada
  2. El chaval camina por la calle vagueando
  3. El chaval compra drogra y se pincha.

Ahora podemos ordenar estos momentos de distintos modos, según el mensaje que queramos trasmitir:

MENSAJE A: El chaval se droga por culpa de los malos tratos de su padre

  1. Chaval vagueando por la calle
  2. Su padre le pega una bofetada
  3. El chaval compra droga y se pincha

MENSAJE B: La drogadicción del chaval es la causa del envenenamiento de las relaciones

  1. Chaval compra droga y se pincha
  2. Chaval vagueando por la calle
  3. Su padre le da una bofetada

En un caso, la bofetada es la causa de la droga, en el otro es causada por la droga.

Alguien dirá: Para ser objtivos habrá que ordenar las imágenes en el orden en el que fueron grabadas. Pero eso tampoco garantiza objetividad: el chaval se puede pinchar varias veces a la semana y puede recibir otras tantas bofetadas sin que sea posble determinar qué viene primero: nosotros elegimos si empezamos hoy lunes a grabar la bofetada del día o el chute del día.

Pero incluso una simpe frase se puede manipular.Por ejemplo:

"Aunmenta el trabajo precario, pero el paro desciende por quinto mes consecutivo"

frente a

"El paro desciende por quinto mes consecutivo, prero aumenta el trabajo precario".

La frase que va tras el "pero" le quita fuerza a la frase que va antes. Podemos destacar en la mente del oyente (sobre todo si usamos una entonación adecuada) que el paro ha mejorado o que el trabajo precario ha aumentado.

En un documental como el de Moore que pretendía (y lo ha conseguido) llenar las salas de cine, es seguro que existirán manipulaciones de este tipo o semejantes, porque una de las cosas que tiene este documental, al menos para mí, es que te interesa de principio a fin: no aburre. Pero esas manipulaciones no son nada comparadas con las manipulaciones que en él se muestran y que, aunque se corrijan algunos detalles (más o menos aviones saudíes salieron deEE UU tal o cual día) los datos son esencialmente ciertos. En mi opinión, una manipulación mayor que la de Moore es la de quienes encaran el documental hablando de esa manipulación: es una manera de desviar la atención del contenido que no tiene nada que envidiar a los grandes manipuladores. Que la noticia tras ver el documental sea la manipulación de Moore y no la de Bush es asombroso. Aquí estoy yo, por ejemplo, hablando de las manipulaciones de Moore en vez de hacerlo de las de Bush, en vez de hablar de una guerra llena de muerte y horror, que la mayoría de los americanos ni siquiera vieron antes del docmental de Moore, de una profesión periodística en Estados Unidos que ha llegado a una decadencia tan lamentable que hasta el New York Times ha tenido que pedir perdón por la manera en la que consintió en ser manipulado.

Dudo mucho que se pueda llamar a Moore mentiroso tras el examen de esta película, pero de lo que estoy seguro es de que no se le puede llamar hipócrita. Moore es especialmente honesto desde el momento en el que a lo largo de toda la película y en todas las presentaciones, ruedas de prensa y entrevistas dice claramente que su objetivo es que Bush pierda las próximas elecciones. Nunca esconde esta intención. Su película es contra Bush. El espectador lo sabe y sabe que va a ver un ataque frontal y declarado a Bush y su guerra, nunca piensa que vaya a contemplar una selección de imágenes ordenadas "objetivamente" por un editor neutral. Las acusaciones de mentira que he oñido acerca de la película se basan en detalles casi siempre triviales o ridículos, cuando no en mentiras por parte de quien acusa a Moore. Creo que es bueno señalar esos errores o mentiras, tan bueno como señalar y destacar las mentiras de Bush (hay muchas más, además de las que salen en Farenheit 9/11).

Entre las acusaciones está que Moore da a entender que salieron más saudíes de los que salieron cuando el espacio aéreo tras el 11 S estaba cerrado. Puede ser. Pero también parece cierto que sí salieron saudíes de la familia Bin Laden como reconoce el propio príncipe Bandar, embajador de Arabia Saudí, en la película.

Otras críticas intentan buscar tres pies al gato, como la acusación que hace Espada de que Moore compara a los marroquíes con monos. Más bien, eso muestra el racismo del acusador o sus dotes de manipulador, puesto que lo que Moore hace es contar que entre los aliados de Bush estaba Marruecos, que ofreció enviar 2000 monos para desactivar minas. Es a esos monos, y no a los marroquíes, a quienes muestra Moore cuando Bush habla de sus "aliados". En cuanto a mostrar a los rumanos como dráculas o nosferatus, eso está en un contexto de una imaginaria película que propone Moore con Bush y sus aliados. Si estas cosas fueran racismo entonces Moore sería un racista antiamericano feroz por la manera en la que presenta a sus compatriotas una y otra vez.

El de Moore es un documental subjetivo, de opinión, con intenciones muy definidas, en el que hace uso de todos los recursos que pueden hacerlo más ameno. Uno puede estar de acuerdo con algunos métodos y con otros no. A mí no me gustó el final de su anterior película Bowling for Columbine, por ejemplo), pero en las críticas a Moore parece invalidarse toda la película basándose en tres o cuatro detalles, lo que es, repito, una manipulación mucho mayor,porque también se da a entender que puesto que Moore manipula Bush no lo hace (o igualar de algún modo una y otra manipulación). Peor todavía es querer cargarse a Moore aludiendo a su aspecto físico, que es una técnica infame. Durante años he estado escuchando continuas alusiones al aspecto físico de Aznar, ahora son los del otro lado (la derecha) los que emplean el mismo método contra Moore.

Juzgar a las personas por su aspecto físico es algo que apenas se diferencia de juzgarlas por su signo del zodiaco. Es obvio que en la opinión que nos hacemos acerca de los demás uno de los elementos de juicio es su aspecto físico y que hay personas que nos desagradan más que otras, pero considerar que se pueda fácilmente establecer una relación entre el aspecto físico y las opiniones o la moralidad de una persona es muy arriesgado y muy desagradable.

No sé si hace falta decir, después de todo esto, que me ha gustado mucho el documental, que he aprendido y he visto muchas cosas que creo hay que ver y que recomiendo verlo.



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