jueves, julio 08, 2004

El credo de un escéptico apasionado

NO TE CONTAGIES
Un lema que uno ha de llevar a todas partes donde se discuta y que quizá debería escribirse con una aguja en el ojo para tenerlo siempre a la vista, como dicen en Las Mil y Una Noches: "No te contagies".
No dejes que el calor y el entusiasmo de la discusión te lleven a donde no quieres ir. No sigas a una multitud para hacer el mal, dice la Biblia, y repite el ateo Bertrand Russell. Ten cuidado con el entusiasmo compartido por muchos, porque a menudo se vuelve violento y contra otros. Entusiasmmo quiere decir estar poseído por un dios (en-Theos) y estar poseído por un dios es muy semejante a estar fuera de sí, alienado, ocupado por otro, vacío, mera caja de resonancia de consignas.
Pero no dejes tampoco que el entusiasmo nocivo te lleve al otro extremo, a la pasividad desapasionada, a una búsqueda obsesiva de la soledad, a encerrarte en una guarida protegida del ruído y la furia, rodeado tan sólo de aquellos que son como tú.
No te contagies e imites lo que dicen estos porque son poderosos, o selectos, o distintos; pero no te contagies de su actitud negando cualquier cosa que digan ellos, situándote siempre en el extremo contrario, en la postura opuesta a la que ellos mantienen: eso te haría esclavo de ellos, dependerías de ellos para pensar, siempre tendrías que saber qué piensan ellos para saber qué es lo que piensas tú. No des, en fin, tu adhesión incondicional a nadie y tampoco le des tu rechazo antes de saber siquiera que opina. Piensa siempre como un hombre libre."

Escribí este credo apasionado y escéptico hace unas semanas, tras leer la página 58 de El legado de Europa de Stefan Zweig, dedicada a Montaigne.
El título lo tome de la biografía de Russell escrita por Alan Wood: Un escéptico apasionado, que es una definición que siempre he envidiado.
Pensaba incluir mi improvisado credo, o mejor sería decir recordatorio o advertencia íntima, en mi página dedicada a los Imperativos Electivos. Lo haré en septiembre.
Una casualidad extravagante y hermosa ha querido que hoy leyese en la Biblioteca Nacional un libro de Aforsimos de Lichtenberg más completo que él que compré en Argentina (y que comente en mi anterior diario: Mazda). Entre estos aforismos que no conocía leí este que me llenó de asombro y gozo:

"No te dejes contagiar, no des como tuya ninguna opinión ajena antes de ver si se adecúa a ti, ¡mejor opina tú mismo"


2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

El problema es que cuando uno trata de opinar por sí mismo tiene miedo a que se le clasifique. No digo que este mal la clasificación, pero a veces tenemos tantos cliches que nos da miedo decir lo que pensamos de verdad.
Proserpina

9:52 p. m.  
Blogger Daniel Tubau said...

Sí, pero supongo que si todos nos quedamos callados, el cliché crece con nuestro tácito asentimiento. Si opinamos sin miedo, aunque tengamos que matizar una y mil veces, iremos quizá cambiando el cliché poco a poco.

5:04 p. m.  

Publicar un comentario

<< Home


Click Here