jueves, julio 22, 2004

Felipe González por Iván Tubau

Se acaba de publicar un libro de mi padre dedicado a Felipe González.
Bueno, un medio libro, pues él escribe sólo la mitad. Es una colección de Ediciones B que se llama CARA y CRUZ. Uno de los autores defiende al personaje (Felipe González en este caso) y otro lo ataca. Iván es el que habla contra Felipe González. Más o menos coincido con los argumentos de Iván contra Felipe González, aunque es posible que yo los hubiera expuesto de manera que pudiera convencer a alguien que no estuviese ya convencido. Iván dirá, tal vez, que eso es llamar imbécil al lector. Como yo ya estaba convencido y de acuerdo en casi todo, no ha necesitado convencerme. Pero es posible que a algunos este ataque a González desde la izquierda les haga pensar un poco (si no, que sería perfecto, cambiar de opinión).
Creo que tiene razón Iván cuando dice que uno de los mayores errores de González fue hacer más de derechas a una España que parecía inclinarse por fin hacia la izquierda. La cosa ya empezó con el referendum de la OTAN (Iván cuenta que yo voté en Madrid y Barcelona ese día, las dos veces contra el ingreso en la OTAN, claro)
Coincido también con él en que los asuntos de corrupción, con ser deplorables, no son lo más grave. Y, por supuesto, coincido con él en que Felipe González ha sido uno de los peores presidentes de España, peor que Suárez y que Calvo Sotelo al menos, debido a los GAL, el grupo antiterrorista que o bien justificó o consintió, o bien organizó. En un caso sería cómplice, al menos político, de asesinato, en el otro caso sería un criminal. Quienes se asombren de este aparente radicalismo mío, deberían darse cuenta de qué estamos hablando: de crimen de Estado. Crimen de Estado que Felipe González nunca condenó explícitamente y que el PSOE apoyó políticamente al apoyar sin dudarlo a Vera y Barrionuevo, acusados y condenados por el GAL (sólo Borrel y ahora Zapatero parecen haberse desmarcado de ellos, aunque a Borrell Almunia y compañía le obligaron a pasearse frente a la prisión de los condenados por el GAL). 
Eso es algo tan grave que invalida todas las buenas cosas que haya hecho González. Y si es radicalismo estar en contra del asesinato y la pena de muerte (terrorismo de Estado es pena de muerte) entonces ya no sé en qué mundo vivo.
En el epílogo, que anuncia un futuro previsiblemente mejor con un presidente socialista previsiblemente mejor, yo juego un papel destacado. Como ya lo he contado en otro diario de red, pongo aquí un enlace para quien le interese:
Apostilla en abril





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